Hay una nueva manera de explicar la vida después del Covid 19: la nueva normalidad. Una extraño modo de decir que no volveremos a nuestro modo de vida anterior, lo que eso signifique para cualquiera.
Francamente, no pienso que en verdad estuviéramos viviendo bien, muchas cosas deberían cambiar. Pero lo que parece ser la nueva normalidad es, definitivamente, algo nada agradable.
¿Puedes imaginarte usando el cubre bocas todo el tiempo que no estés en casa? ¿El no tener el gran placer de saludar a quienes amas con un abrazo o un beso? ¿Estar asustado por todos los terribles virus que puedes encontrar?
Cuando era niño, recuerdo a unos primos que vivían con mi abuela por un tiempo. Ella estaba preocupada de que se enfermaran. Así que los cubría con cobertores al menor cambio de temperatura. Siempre estaban enfermos de catarro o de la garganta.
Entiendo la necesidad de protegernos de un virus nuevo, de tratar de mantenernos saludables cuando los hospitales están llenos de personas infectados por Covid 19. Pero me reuso a estar aterrado por la naturaleza o las noticias catastróficas.
Debemos ejercer nuestra libertad de escoger, de cómo queremos vivir. De trabajar por sociedades mejores, más empáticas, justas. Por una manera de vivir con el mundo, la naturaleza, en buenos términos. Por que las personas acepten las diferencias que tenemos, y celebrando aquello que hace posible que vivamos en hermandad.