
Temprano por la mañana, suena la alarma. Salgo afuera para sentir el nuevo día. Entonces, me dispongo para zazen.
Todos los días hago lo mismo. ¿Es un de nuevo o un siempre?
Ya que es una acción repetida diariamente, uno podría pensar que la respuesta a esa pregunta es siempre. Pero de alguna manera siento que, con esta respuesta, la actividad puede tan solo convertirse en una acción repetitiva que se hace como hábito.
Así es que lo que he encontrado que funciona para mí es, primero, mirar el cielo y agradecer el nuevo día. Sabes, cada vez el amanecer no es el mismo, el color del cielo, las nubes, la manera en como se ven o la ausencia de ellas, la temperatura, hace de cada mañana una nueva experiencia.
Entonces, percibo la sensación particular del día, de está experiencia en particular. Hago consciencia del momento, y me dispongo para zazen.
Puede ser un truco para la mente, pero me funciona. La experiencia diaria se vuelve un “de nuevo”, no un “siempre.